viernes, 21 de agosto de 2020

Legitimación de capitales a través del sistema financiero: Caso Epistein

 

En una serie producida por la gente de Netflix titulada: “'Jeffrey Epstein: Asquerosamente rico”, muchos espectadores pudieron enterarse de los escabrosos intríngulis de un sórdido caso donde el sistema financiero formal fue cómplice de las actividades de un red de pedofilia.

La cara más visible de este bochornoso asunto fue Jeffrey Epstein, un deshonrado financista, con grandes e importantes contactos personales muy estrechos en el ámbito político y económico, así como con el mundo del cine y la farándula. Epstein, figura misteriosa, multimillonario, tenía una isla privada en el Caribe, la cual era conocida como la isla de los pedófilos, además de poseer varias casa en New York, un enorme y lujoso apartamento en París, un extenso rancho en Nuevo México, así como un helicóptero y dos aviones, uno de ellos, un 727.

Epstein a final de cuentas terminó muerto, no se sabe si se suicidó o lo mataron, pero lo que quedó claro fue que era un individuo muy poderoso, que consideraba que él podía arreglar lo que surgiera. Sus abogados llegaron a un acuerdo con la fiscalía, en un litigio que ha sido considerado como uno de los peores fracasos del sistema judicial norteamericano. Aunque falleció en circunstancias muy extrañas no aclaradas aún, lo que parece cierto es que Epstein no actuaba sólo, sin embargo luego de su muerte, no habido responsables directos de esta trama de dinero y corrupción, en una muerte que fue conveniente para políticos y poderosos.

Serie de Netflix sobre Epstein

Origen delictivo de los capitales legitimados

Jeffrey Epstein es una persona que prácticamente salió de la nada, con antecedentes familiares muy grises, y que se logró introducir en el ámbito financiero de las más altas esferas, con gran astucia y persuasión. Epstein, con sólidos conocimientos en el área económica - financiera, aunque sin haberse graduado en ninguna universidad de prestigio, utilizó estos conocimientos para construir una intrincada maraña de contactos con gente poderosa, lo que le permitió tener “éxito” en sus emprendimientos, nada sanos, por cierto.

Usualmente la gente cuando oye que se está lavando dinero o legitimando capitales, lo primero que piensa es que se trata de tráfico de drogas, y si bien esa es la actividad más asociada a estos menesteres, no es la única, ni nada por el estilo. Entre las actividades con las que mayormente se lava dinero, además de las drogas, por supuesto, se tiene a las ventas de armas, prostitución, tráfico de personas, apuestas ilegales, por citar las más relevantes.

Además de lo anterior, se tiene también la idea que cuando se lavan fondos se utiliza dinero en efectivo constante y sonante, sin embargo este no fue el caso de Epstein. Entre muchas de las actividades delictivas, el fraude al cual nos vamos a referir montado por este inescrupuloso sujeto, se trató de un esquema Ponzi, y que para llevarlo a cabo y materializarlo, se valió del sistema financiero formal para así lmpiar su “negocio” de pedofilia.  

El esquema Ponzi consiste en un mecanismo fraudulento a través del cual los estafadores proceden a pagar los rendimientos de una inversión, mediante el dinero invertido o con los fondos de nuevos inversores que logren captar, siendo conocido este mecanismo también como fraude piramidal. Bueno, Epstein utilizó este esquema para crear un negocio con jovencitas que remuneraba por sus favores sexuales, la gran mayoría menores de edad, a las cuales invitaba, sugería, que ubicasen a nuevas candidatas para que desempeñaran esta actividad, y que luego serían recompensadas monetariamente por sus labores de captación.

Quienes tuvieron la oportunidad de seguir la serie en Netflix, pudieron apreciar lo inmensamente grande que se hizo este negocio, el cual llegó a contar para desarrollar sus actividades ilícitas con toda una isla en el Caribe, que fue visitada por “personalidades” de muy diversos ámbitos, que tenían como denominador común el poder y la riqueza.

Con todo esto señalado, cabría preguntarse como los bancos, las instituciones financieras en las que Epstein depositaba y movía sus fondos, nunca investigasen o preguntase el origen de estos capitales, los cuales luego eran desviados a posteriori para invertirlos en otros negocios o en compras de costosas propiedades de diversa índole.

Jeffrey Epstein | "Asquerosamente rico": el detallado relato de Netflix sobre los crímenes y abusos a menores atribuidos al multimillonario neoyorquino

Idea de cierre

Es paradójico oír y leer que las instituciones financieras han sido una de las principales voces de quienes han puesto su grito al cielo por la irrupción de las criptmonedas y la posibilidad del lavado de dinero a nivel global a través de las mismas, pero creemos que no son precisamente los bancos quienes tiene mayor autoridad para dar lecciones de moral a este respecto.

Atacar el medio con el cual se hacen las operaciones financieras, ya sea en efectivo, a través de depósitos y transferencias bancarias, o criptomonedas, no es el quid de asunto, sino el fin para que se destinan los fondos, independientemente de su modalidad. Lo esencial es vigilar, supervisar, investigar, el fondo, no la forma.

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